04 febrero, 2014

Las ceremonias que hacen las tejedoras



    En otra parte vital de sus actividades textiles, las tejedoras recuerdan conscientemente a las deidades del textil y sus diferentes ayudantes, y les piden apoyo en sus prácticas. Éstas incluyen a la figura arquetípica de la araña, que a menudo va en la espalda del disfraz del oso en las danzas folklóricas andinas.

Una narración muy conocida en que aparece este mismo personaje (y que implica una moraleja acerca del mundo textil) es la del zorro y la araña. El zorro, apostador y sempiterno perdedor, desafía a la araña a subir al cielo. La araña vence al zorro pues ella tiene la habilidad de desplazarse a través de los hilos de su tejido y, de esta manera, su tela sirve para recibirla cuando cae y la protege. En cambio el zorro, por improductivo, muere al no contar con algo como la telaraña. Asimismo, esta versión habla de la facilidad arácnida de caminar por sus tejidos, en tanto que el zorro no posee ninguna habilidad comparable.

Las tejedoras doña Plácida Espinosa, de Corque, y doña Hortensia García, de Llanquera (Provincia Nor Carangas, Oruro), recordaban las ofrendas que ellas hacían antes de comenzar a tejer. Por ejemplo, antes de que la tejedora empiece a extender los hilos del telar o a tejer, realiza la ceremonia del acullico junto con otra tejedora, al ofrendar la coca al sol. Luego se realizan los brindis (ch'alla) recordando y nombrando a los samiris (los sitios ceremoniales de donde sale el aliento o energía) y los uywiris o cerros guardianes de la región. Las tejedoras de Llanquera brindan también para Llallaw mama, un cerro que tiene en su cima una figura de una mano femenina que empuña la wich'uña (el hueso metatarso de la llama que sirve como golpeadora en el avance del tejido), a modo de una piedra illa mágica que les ayuda en la elaboración del tejido, y además para Mama Kasimira (quizás relacionada con San Casimiro o más probablemente con el casimir inglés) que les ayuda a elaborar un textil especialmente fino.

En otras secuencias de brindis, se ch'alla primero a Saw sawu tawaqu (la joven tejedora), uno de los principales espíritus femeninos que acompaña y anima a las tejedoras, y luego se ch'alla a las siguientes parejas guardianas de las tejedoras:
Sawu Mallku, Sawu T'alla
Sawu Wayna, Sawu Tawaqu

Estos espíritus ayudan a avanzar rápidamente en el textil. Después se realiza una serie de brindis a la araña (kusi kusi), el animalito que elabora un tejido similar al que hacen las personas. Estos brindis son varios y se repiten muchas veces para que los hilos alcancen para completar el tejido.

Luego se realizan otros brindis dedicados al Padre Sol (Inti tat awatiri) y a la Madre Luna (Phaxsi mama) para que la luz de estos astros guardianes acompañen la actividad de tejer, pues las tejedoras empiezan en los albores del día y continúan a veces en las noches de luna llena.

Por las mismas razones, se realizan otras ceremonias en la madrugada antes de que salga el sol. Una parte de estas ceremonias incluye un pedido, mediante el acullico, al viento para que no sople y después de esto recién se empieza (sayjataña) la actividad de tejer.

Este mundo animado, relacionado con el textil, ha llamado la atención de varios estudiosos de los Andes. Por ejemplo, la antropóloga norteamericana Elayne Zorn, concluyó que la investigación de los significados simbólicos de los tejidos en diferentes regiones andinas ha proporcionado ejemplos que evidencian la existencia de una presencia animada escondida dentro de los tejidos, ya sea en su apariencia externa, en su forma o en ambas.

Ruth Moya también observó que, desde los albores de la civilización andina, tanto en el nivel cultural como en el objetivo, el poder de los tejidos se basó en el control de los recursos productivos y de la fuerza del trabajo. En este sentido, para ella, los tejidos que emanan poder se construyeron en la elaborada trama de la religiosidad, el chamanismo y la magia, en fin en base al control de la ideología.


Fuente: http://www.ucb.edu.bo/publicaciones

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