18 febrero, 2014

Las serpientes textiles


Para las tejedoras del altiplano, la realidad cotidiana de este mundo imaginario se evidencia en la propia experiencia de tejer. 

Sabemos algo del mundo significado por las serpientes del textil de Chuqir Qamir Wirnita a través de los estudios del textil andino. Por ejemplo, la canadiense Mary Frame, en su clásico artículo Las imágenes visuales de estructuras textiles en el arte del antiguo Perú describe las mismas hebras del textil como serpientes o imágenes de serpientes. Para ella, en un fragmento textil pintado en estilo Chavín, tres hebras de diferentes colores se entrelazan oblicuamente y rematan con cabezas de serpientes con orejas, que indican una asociación entre serpientes e imágenes de estructuras textiles, y simbolizaciones del uso más intenso de cabezas de serpientes.

Por otra parte, el significado de las serpientes textiles surge en el mismo acto e inspiración de tejer. Para ilustrar esto, la tejedora Plácida Espinoza, del ayllu Mallkunaka, de Corque (provincia Carangas, Oruro), relató que cuando estaba tejiendo un aguayo verde para pasar el cargo de jilaqata, sintió el deseo de acabarlo pronto y en aquel momento le salió de los hilos del telar una serpiente verde que le impulsó a su labor de tejer obsesionadamente. Según ella, las ocasiones de plena actividad en que le apareció la serpiente, tuvieron el resultado de hacerle apresurar la terminación del textil y, además, inspirarle a crear nuevos diseños (salta). 

En aquellos momentos, el encanto de la serpiente no le permitió distraerse con sus familiares y otras personas, aún menos con otras cosas en torno suyo. Asimismo, la tejedora Plácida Espinoza admitió que no se dio cuenta de haber avanzado tan rápidamente en su obra. Otra tejedora, doña Hortensia García, del Ayllu Sullka Tunka, de Llanquera (Provincia Nor Carangas, Oruro) mencionó también que el textil es celoso y cuando alguien intenta tejer en ausencia de la tejedora principal, el tejido no progresa y no se acaba fácilmente. Es por eso que no se permite que otras personas lo toquen. 

En este sentido, el arte de tejer es considerado como un profundo conocimiento, cuyo guardián es la misma serpiente. En su obra Literatura Oral Aymara, Lucy Jemio explica cómo, según algunas narraciones, la serpiente es particularmente celosa del conocimiento representado por el oro, que a menudo se oculta en el fondo de algún lago donde suele encantar u obsesionar a los que tratan de acercarse a los sitios donde se guarda este tesoro. Sólo la tejedora tiene acceso a este mundo profundo de la imaginación.