Para las tejedoras del altiplano, la realidad cotidiana de este mundo
imaginario se evidencia en la propia experiencia de tejer.
Sabemos algo del mundo significado por las
serpientes del textil de Chuqir Qamir Wirnita a través de los estudios del
textil andino. Por ejemplo, la canadiense Mary Frame, en su clásico artículo
Las imágenes visuales de estructuras textiles en el arte del antiguo Perú
describe las mismas hebras del textil como serpientes o imágenes de serpientes.
Para ella, en un fragmento textil pintado en estilo Chavín, tres hebras de diferentes
colores se entrelazan oblicuamente y rematan con cabezas de serpientes con
orejas, que indican una asociación entre serpientes e imágenes de estructuras
textiles, y simbolizaciones del uso más intenso de cabezas de serpientes.
Por otra parte, el significado de las
serpientes textiles surge en el mismo acto e inspiración de tejer. Para
ilustrar esto, la tejedora Plácida Espinoza, del ayllu Mallkunaka, de Corque
(provincia Carangas, Oruro), relató que cuando estaba tejiendo un aguayo verde
para pasar el cargo de jilaqata, sintió el deseo de acabarlo pronto y en aquel
momento le salió de los hilos del telar una serpiente verde que le impulsó a su
labor de tejer obsesionadamente. Según ella, las ocasiones de plena actividad
en que le apareció la serpiente, tuvieron el resultado de hacerle apresurar la
terminación del textil y, además, inspirarle a crear nuevos diseños (salta).
En aquellos momentos, el encanto de la
serpiente no le permitió distraerse con sus familiares y otras personas, aún
menos con otras cosas en torno suyo. Asimismo, la tejedora Plácida Espinoza
admitió que no se dio cuenta de haber avanzado tan rápidamente en su obra. Otra
tejedora, doña Hortensia García,
del Ayllu Sullka Tunka, de Llanquera (Provincia Nor Carangas, Oruro) mencionó
también que el textil es celoso y cuando alguien intenta tejer en ausencia de
la tejedora principal, el tejido no progresa y no se acaba fácilmente. Es por
eso que no se permite que otras personas lo toquen.
En este sentido, el arte de tejer es considerado
como un profundo conocimiento, cuyo guardián es la misma serpiente. En su obra
Literatura Oral Aymara, Lucy Jemio explica cómo, según algunas narraciones, la
serpiente es particularmente celosa del conocimiento representado por el oro,
que a menudo se oculta en el fondo de algún lago donde suele encantar u
obsesionar a los que tratan de acercarse a los sitios donde se guarda este
tesoro. Sólo la tejedora tiene acceso a este mundo profundo de la imaginación.